Open banking en España: ¿hacia dónde vamos?

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APIs , Open Banking / 26 octubre 2021
Open banking en España: ¿hacia dónde vamos?
Open banking en España: ¿hacia dónde vamos?

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España está en pleno proceso de transformación bancaria hacia el open banking gracias al impulso regulatorio a nivel europeo. Sin embargo, su adopción entre los clientes bancarios es aún demasiado lenta, lo cual tendrá consecuencias en el futuro.

En España, la transformación digital de la banca, más que una promesa futura, es ya una realidad. Este nuevo paradigma financiero se ha visto acelerado como consecuencia de la pandemia y del nuevo marco normativo, especialmente a raíz de la trasposición a la legislación española de la Directiva PSD2. De hecho, a nivel mundial, se calcula que el open banking está consiguiendo unas tasas de crecimiento anuales superiores al 25%, lo que da una muestra de que la evolución bancaria se dirige hacia este nuevo escenario, sin embargo, a pesar de este espaldarazo normativo y su crecimiento la adopción del open banking en España continúa siendo demasiado baja, especialmente si se compara con otros países de nuestro entorno. Y es que una cosa es la evolución de la oferta, que se enmarca ya dentro de un modelo de open banking por imperativo regulatorio, y otra la reacción de la demanda, que se muestra aún reticente ante este nuevo ecosistema.

Pero, ¿cuál es el futuro y hacia dónde se dirige España? A pesar del escaso desarrollo del open banking y de las reticencias de los usuarios para adoptar el cambio, el futuro es bastante halagüeño

La realidad española: una baja adopción del open banking

El cliente bancario español continúa siendo demasiado conservador con la gestión de sus finanzas: sigue confiando en las entidades financieras y en los servicios bancarios tradicionales, y los referentes continúan siendo los grandes bancos y en menor medida la gran distribución, según se extrae del informe “Adopción del open banking en España”, elaborado por Deloitte.

Pero es que, además, los clientes son eminentemente conservadores en lo que a seguridad se refiere. Son recelosos en todo lo que tenga que ver con su privacidad, y no existe una cultura proclive a compartir información con terceros, especialmente si esto implica proporcionar datos bancarios. 

Y todo ello a pesar de que la normativa es muy garantista en cuanto a la seguridad y privacidad de los datos, ya que exige que las empresas que hagan uso de las APIs bancarias utilicen sistemas de doble autenticación y solo podrán hacer uso de los datos del cliente bajo su expreso consentimiento.

Escaso interés por cambiar de proveedor financiero

Además, según el propio informe de Deloitte, el churn rate, que mide la tasa de abandono de clientes en relación con el número total en un mes, es bajo. De hecho, menos del 20% de clientes han mostrado interés en cambiar de proveedor financiero en los últimos 24 meses y menos del 5% llega a materializar ese cambio.

Esta realidad responde en cierto modo a la adquisición de ciertos sesgos a la hora de buscar información para cambiar de proveedor. Los clientes siguen confiando en personas de confianza, como amigos, familiares o compañeros de trabajo, en lugar de contar con herramientas digitales a su alcance.

Los principales desafíos para las fintechs españolas

La evolución hacia un modelo de banca abierta ha abierto un amplio abanico de oportunidades para que nuevos actores desarrollen nuevas propuestas de valor en uno de los negocios más tradicionales. De hecho, en España existen cerca de 463 startups operativas, según el Mapa del sector Fintech en España, y se ha convertido en el país con mayor proporción de fintechs en relación con su población.

El crecimiento Fintech ha sido espectacular en los últimos años. Tomando el periodo de 2013 a 2021 en España, el crecimiento fintech ha sido sostenido y equivalente a un 1,3% interanual durante ocho años seguidos, llegando a cifras de en torno al 15% y 20% en el último periodo medido.

Sin embargo, a pesar de que su presencia es cada vez mayor, en la actualidad, el mayor desafío para estas empresas no es tanto el lanzamiento de servicios financieros novedosos e innovadores, sino convencer al cliente de que los utilice. De esta manera, se presentará como una alternativa a la hora de buscar información financiera y mitigará así esa resistencia al cambio.

Pero las fintechs también necesitan avanzar en las relaciones con las entidades financieras tradicionales. El objetivo es aprovechar las sinergias entre ambas y adoptar acuerdos de cooperación e inversión que sean beneficiosas para ambas partes. Este es, precisamente, un punto crítico para mejorar el desarrollo de la industria, pero la realidad es bien diferente: la inversión en innovación de las entidades financieras es aún demasiado baja. 

Las empresas, más abiertas en la adopción del open banking

El open banking en España avanza a dos velocidades. Por un lado, la escasa adopción de los clientes bancarios particulares y su escaso interés por cambiar y, por otro, la predisposición de las empresas a adoptar sistemas que contribuyan a mejorar sus procesos empresariales, especialmente en todo lo que tiene que ver con su tesorería.

No en vano, los propios tesoreros han puesto de manifiesto la necesidad de una tesorería más ágil en este contexto de pandemia. De acuerdo con la encuesta Treasury-Non Stop, elaborada por Euromoney, en torno al 77% de los responsables de la gestión de tesorería de las empresas afirman que la tesorería en tiempo real tendrá un impacto muy grande en sus sistemas empresariales.

Es más, más de la mitad de los encuestados de este informe (el 57%) planean utilizar las APIs en sus procesos de tesorería en los próximos años, especialmente en todo lo que tiene que ver con la gestión de su liquidez. En general, la predisposición por adoptar el open banking es muy superior por parte de las empresas que en el caso de los clientes bancarios particulares.

Conclusiones

La situación actual en cuanto a la adopción del open banking en España también ocurre en otros países. La regulación es incipiente, pero todavía existe una elevada resistencia al cambio y una baja confianza del consumidor. El reciente estudio Open Banking Opportunity Index, de EY, concluye que esto también ocurre en otros países como Australia, Canadá o incluso Estados Unidos, donde aparentemente el sector financiero está mucho más desarrollado.

En definitiva, el futuro del open banking debería centrarse en ganarse la confianza de los clientes bancarios. Los reguladores seguirán desempeñando su papel creando entornos normativos que apoyen la innovación y tranquilicen a los consumidores, pero tal y como demuestra la experiencia china, el éxito de la banca abierta depende en última instancia de su capacidad de atraer a los usuarios.

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