Algunas enseñanzas de la banca al sector ‘fintech’

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Algunas enseñanzas de la banca al sector ‘fintech’
Algunas enseñanzas de la banca al sector ‘fintech’

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El sector ‘fintech’ sigue en pleno crecimiento. Las empresas ‘fintech’ tienen un futuro prometedor, pero es muy recomendable que miren hacia atrás y conozcan las lecciones que pueden aprender de la banca tradicional.

El sector ‘fintech’ sigue en pleno crecimiento. Se ha calculado que reporta a la banca tradicional casi la mitad de sus ingresos. Según un estudio de la consultora Axis Corporate y la asociación bancaria europea EFMA, el 73% de estas empresas dedicadas a los servicios financieros, ayudándose de la tecnología, están centradas en banca personal y en pequeñas empresas y están copando los servicios más rentables para la banca.

Las diferencias fundamentales entre la banca tradicional y las compañías del sector ‘fintech’ es que los bancos mantienen procesos y jerarquías que les restan agilidad, mientras que las ‘fintech’ son más ágiles y baratas, pero con menor experiencia y menor volumen de clientes.

A pesar de que, como hemos visto, el sector ‘fintech’ tiene un gran futuro por delante, sería muy recomendable que mirara hacia atrás para aprender las lecciones que la propia banca tradicional le puede enseñar:

1. Aprender a decir no

Hay una creencia en las empresas online en general y entre los prestamistas basados en tecnología en particular, de que el objetivo debe ser decir sí siempre. Si un usuario necesita dinero, se da más importancia a la experiencia del cliente y el tiempo que le llevará al prestatario acceder a sus fondos, que analizar si esa persona o negocio supone un buen riesgo de crédito.

Estas compañías ofrecen servicios innovadores que buscan llegar a nichos importantes en el mercado del crédito. Permiten que las personas que históricamente han sido rechazadas por los bancos a la hora de obtener préstamos para ampliar sus negocios o para pagar la deuda de sus tarjetas, puedan obtener un crédito con tasas más bajas. Es, en este sentido, en el que los prestamistas tecnológicos pueden aprender de la historia de la banca y barajar la posibilidad de decir no.

2. A no olvidarse de la historia…

El crédito se expande a un ritmo muy rápido cuando los tiempos son buenos. Pero se contrae tan repentinamente que, si la entidad no está preparada, puede eclipsarla.

A lo largo de la historia, los prestamistas se han confiado demasiado cuando la economía ascendía, pues se convencían a sí mismos y a sus clientes de que esa vez era diferente.

Warren Buffett, que en 2018 ocupaba la tercera posición en la lista de hombres más ricos del mundo según la revista Forbes (por detrás de Bill Gates y de Jeff Bezos, fundador de Amazon) y que es considerado uno de los más grandes inversores en el mundo, además de ser el mayor accionista y Director Ejecutivo de Berkshire Hathaway, ha hablado precisamente de esto, refiriéndose a ello como el imperativo institucional, que él define como “la tendencia de los ejecutivos a imitar sin pensar el comportamiento de sus compañeros”. Buffett escribió esto a principios de los 90, justo cuando el ciclo de crédito se vino abajo para una generación entera de prestamistas que se habían convencido de que el riesgo de crédito era una cosa del pasado.

A lo largo de la historia, han emergido tendencias diferentes. En los años ochenta, por ejemplo, los gestores de las inversiones creían que el llamado “seguro de cartera” había erradicado el riesgo de poseer acciones. Sólo quedó claro lo ingenuo que era esto cuando se dieron cuenta de que el seguro de cartera había acelerado la caída del mercado el 19 de octubre de 1987, día que fue bautizado como Lunes Negro.

La historia y los antecedentes en el mundo financiero son la razón por la cual los mejores banqueros están obsesionados con el riesgo y son humildes ante el ciclo del crédito. “Nadie tiene el derecho de no asumir que el ciclo económico cambiará“, imploró Jamie Dimon, de JPMorgan Chase, en vísperas de la última crisis.

3. A recordar que el sistema de crédito no ha cambiado

Aunque el sistema de crédito moderno se creó en la década de los 50 y desde entonces, tanto el mundo como la tecnología ha evolucionado, el crédito no lo ha hecho. 

La tecnología puede ayudar en el proceso de suscripción a un préstamo, pero no es una panacea que hace que el riesgo de crédito sea obsoleto.

Sin embargo, ZestFinance, por ejemplo, cree que la evaluación de la solvencia ha sido fundamentalmente transformada por la tecnología. ZestFinance se basa en varios modelos matemáticos para tomar decisiones. Mientras que muchos acreedores tardan horas, o incluso días, para tomar decisiones de crédito, ZestFinance lo hace en menos de 10 segundos. ¿Será una buena elección por parte de esta compañía dejar la evaluación en manos de la tecnología? En el futuro podremos saber la respuesta.

En resumen, si bien es tentador descartar los cientos de años de experiencia reflejados en la historia de la banca como anticuados, los prestamistas ‘fintech’ lo hacen a su propio riesgo. Por eso es aconsejable que las nuevas compañías aprendan de la historia y de los antecedentes de su sector, tal y como la banca aprende y se alía con las empresas ‘fintech’ para mejorar la experiencia del cliente y agilizar sus propios procesos.
 

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